WeCrashed y una mirada desde la cultura startup
Una serie-guía para no arruinar una buena idea con una mala cultura.

Elevar la conciencia del mundo. Una frase hermosa, ambiciosa, profunda y llena de sentido si es que crees que algo como elevar la conciencia es posible. La podría haber dicho el Papa, Osho o el Dalai Lama, pero en WeCrashed, la serie de Apple TV, sale de la boca de Adam y Rebekah Neumann y la dicen a cada rato. ¿Por qué? Porque luego de ser protagonistas del explosivo crecimiento de Wework, la compañía que fundó Adam en 2008, pensaron y sobre todo sintieron que esa era la misión de la empresa.
El auge y caída de Wework está finalmente retratada en la serie de Apple TV+. Una temporada de 9 capítulos con Jared Leto y Anne Hathaway como excepcionales protagonistas, donde vemos el recorrido de Adam Neumann desde ser un emprendedor sin suerte hasta transformarse en el fundador de una empresa avaluada en más de 30 mil millones de dólares. Ya sería una gran historia si terminara con el protagonista y su familia como millonarios y agigantando su imperio con colegios, coliving y bicicletas compartidas. Pero esta historia es una tragedia.
Puede ser que estemos un poco influenciados por el corazón de lo que hacemos. Pero luego de terminar la serie vemos la caída de Wework como un final esperable en vista de la cultura que se construyó y validó en sus primeros años de vida tal como lo retrata la producción de Apple. Veamos 3 problemas de la cultura de esta empresa que se muestran en la serie:
Verticalidad exacerbada: En el Wework de esos primeros años todas las decisiones pasaban por Adam Neumann y luego también por su mujer. El consejo de quienes estaban a su alrededor daba lo mismo, aunque fueran expertos mucho mejor calificados para las tareas específicas encomendadas. Así Adam decidía cuestiones arquitectónicas, legales, comunicacionales y de recursos humanos. Tan así es que en un nivel absurdo de demostración de poder Rebekah pide despedir a una persona porque sintió su mala vibra. El resultado era que trabajaban con equipos muy temerosos, inseguros y poco leales.
¿Respeto? No hay respeto. A lo dicho respecto a no escuchar a sus equipos de trabajo. Adam Neumann tampoco estaba muy preocupado de construir ambientes que propiciaran la colaboración y el respeto. Cuando las pérdidas de la empresa tenían complicados a los inversionistas, Neumann decidió realizar despidos masivos, algo que podía pasar dada la expansión explosiva de Wework a través del mundo. Sin embargo el mismo día que se le notifica a las personas que no seguirán trabajando en Wework, Adam organiza un concierto de Run DMC en las oficinas en Nueva York. “Así levantamos el ánimo de los que se quedan”, le dice Jared Leto a una de sus empleadas que ya no soportaba ese lugar de trabajo.
Las personas no están en el centro. La forma de atraer talento para el Wework de la era Neumann consistía en mostrarse como una empresa cool, muy exitosa, que estaba cambiando para siempre la forma en que se trabajaba en el mundo y que en parte era cierto. Si visitabas sus oficinas en los primeros años podías ver a grupos de milenials jugando ping pong, tomando café y transmitiendo una onda muy relajada y positiva. Sin embargo la realidad se muestra distinta en la serie porque las personas que trabajaban ahí no eran parte del éxito de la compañía. Los sueldos eran bajos, las horas de trabajo excesivas y quienes tenían stock options no pudieron ver los frutos de ese beneficio cuando la salida a bolsa fracasó. No es casual entonces que en la serie muestren a algunos trabajadores mirando con envidia a quienes conseguían mejores trabajos y terminaban dejando Wework.
Hay que hacer un matiz. Es cierto que el carácter y las extravagancias de Adam Neumann terminaron por permear tanto la cultura de su empresa que esto fue el gran problema de Wework, pero al mismo tiempo ese carácter le permitió transformarla en una unicornio, en atraer talentos de compañías como Apple y Facebook y en parte cambiar la forma en que se trabaja hoy en el mundo. Hay una visión que logró transformar en realidad y de atraer mucha inversión hacia esa visión. Eso también queda de manifiesto en la serie, tan claro como que una empresa que arrendaba espacios de trabajo nunca podría cumplir una misión como la de elevar la conciencia del mundo.
¿La veo o no? Claro que sí. La serie está buenísima, súper bien contada, muy bien actuada y tiene un ritmo vertiginoso, casi tanto como fue el crecimiento de Wework. Muy recomendada para quienes trabajan en startups y sobre todo para quienes las dirigen. Hay mucho que sacar en limpio para bien y para mal de esta pareja de carismáticos líderes. Y si quieres saber más este reportaje de Vanity Fair está muy bueno. Además si quieres saber más de cultura te recomendamos leer estas entrevistas a Benjamín Santa María y Juan Pablo García, founders de Reversso y Spike. Dos ejemplos muy buenos de líderes y culturas enfocadas en las personas.